En los condimentos, en la amabilidad, en la simpatía, en el lugar, bueno desde que entras todos son secretos y quieres conocerlos, saboreando deliciosas Pizzas, Pasta fresca, Postres caseros, que te simplifican en una autentica delicia Mediterránea, acompañada los Jueves a partir de las 22:00 de notas musicales que añaden el toque final a un día cotidiano de tu vida.
El servicio muy pésimo, muy lento. La comida no es nada del otro mundo. El vino un poco pasado. Lo único aceptable, la decoración. El sitio, desde mi punto de vista, es bastante ruidoso y no se deja escuchar la música de fondo. La sensación, o el ambiente es de estrechez y de agobio. Un calor insoportable en el comedor de arriba. La única cosa positiva que le encontré fueron los postres. Son de lo más pasables y dijeribles, eso si no tienes un paladar muy exigente. En fin, que he ido 3 veces y la próxima vez me lo pensaré 3 veces más antes de ir una cuarta vez.
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