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En mi última visita a Sevilla comí en este restaurante, situado en pleno barrio de Santa Cruz, frente a la sede de la Fundación Focus Abengoa del Palacio de los Venerables. Se encuentra en la Plaza de los Venerables, que me pareció una de las plazas con más encanto del casco histórico, estaba llena de mesas y sombrillas procedentes de los distintos restaurantes y bares que hay en su perímetro; es un sitio de lo más agradable.
La Hostería del Laurel es una casita típica andaluza de tres alturas: En la planta baja se encuentra el bar y restaurante, y en las superiores hay habitaciones, ya que es, como su nombre indica, un alojamiento hotelero. El restaurante está todo decorado en plan rústico, con alacenas, azulejos en las paredes, mesas de madera tipo mesón... Y todo el techo del bar estaba lleno de jamones colgados, y objetos relacionados con el mundo rural. Me pareció muy bonito y acogedor, pero dado el buen tiempo, optamos por comer en la terraza exterior, donde había mucho ambientillo.
A pesar de estar llena de gente, nos atendieron rápidamente. La carta está compuesta básicamente por raciones y tapas, aunque también hay pescados y carnes. Nosotras íbamos tres y pedimos primero para picar una ensalada de tomate con ventresca, un revuelto de la casa y unas patatas bravas, y luego de segundo cada una un plato: Solomillo de ibérico a la brasa, una brocheta de carne de cerdo, y pollo guisado (el guiso tenía un nombre, pero ya no lo recuerdo). Las raciones no son excesivamente grandes, y la comida nos supo a gloria, sobre todo teniendo en cuenta que habíamos madrugado mucho y teníamos un hambre que nos moríamos tras haber estado pateando Sevilla toda la mañana. Ya no recuerdo el precio exacto, pero sí me acuerdo de que en el momento me pareció muy barato, así que probablemente cuando vuelva a Sevilla repita este sitio, ya que el entorno de la plaza me pareció súper agradable, el servicio fue rápido y atento, y la comida rica y barata.
Como curiosidad, mencionar que el establecimiento lleva abierto desde el siglo XIX, y que aquí se alojó José Zorilla mientras estaba escribiendo "Don Juan Tenorio".