Gloria a Ucrania...
Es la contraseña (en un ucraniano, of course) que tienes que dar para que te dejen entrar en este peculiar y típico restaurante en Lviv, Ucrania, muy fácil de llegar desde Cracovia, en Polonia.
Ya puedes suplicarles, decirles lo que te dé la gana o pedirles que te dejen entrar, que si no dices lo que quieren oír, y en su idioma, ahí te quedas con carita de tonto viendo cómo los demás van entrando.
Se acaba convirtiendo en una situación un poco incómoda porque el 'portero' que da acceso al restaurante se mete bastante bien en el papel soviético y si además acabas de llegar a Ucrania, no eres muy capaz de distinguir muy bien si el señor está bromeando o te lo dice en serio y te acabas dando la media vuelta hasta que conoces a algunos ucranianos que te rescatan y te hacen pasar por amigos ucranianos suyos a la pregunta de si hay soviéticos en el grupo. Tal cual.