Un auténtico thai. Y se nota desde el momento en que entras por la puerta y te reciben los simpáticos camareros locales. El restaurante, de agradable ambiente y adecuada decoración, sorprende: y es que la comida es auténtica tailandesa, buen producto y co
Un auténtico thai. Y se nota desde el momento en que entras por la puerta y te reciben los simpáticos camareros locales. El restaurante, de agradable ambiente y adecuada decoración, sorprende: y es que la comida es auténtica tailandesa, buen producto y cocinado con cariño, sabores puros e intensos, como los que se espera de la sabrosa comida del sudeste asiático.
Nosotros elegimos el menú degustación y acabamos hasta arriba. 4 primeros, 5 segundos, postre, agua y vino. Cada cual más rico, auténtico sabor. Y lo más curioso, cuando los camareros vieron el bol de arroz terminaron nos ofrecieron más con un simpático "se puede repetir", haciéndonos sentir como si estuviéramos en casa. Al final repetimos y no nos cobraron de más.