De lo que nos gustó fuimos 2 veces
Al único restaurante que tenía claro que quería ir desde antes de llegar a Praga, era al restaurante Ferdinanda dadas las abundantes recomendaciones que encontré en internet y para seros sincera me encantó, tanto que fuimos un día a comer y otro a cenar.
No se puede decir que sea un restaurante mucho más barato que otros o con mejor calidad en sus platos, simplemente cuenta con un personal de lo más atento, una decoración normal como cualquier cervecería modernita sin caer en las turistadas de otras cervecerías checas y su cerveza (de elaboración propia) está buenísima.
Nuestra primera toma de contacto fue la cena del día que llegamos a Praga, se portaron estupendamente con nosotros ya que aunque casi eran las 22,00 horas nos dieron de cenar (cosa rara a esas horas en Praga), nos pedimos unos entrecots con queso azul, unas pechugas de pollo con queso de cabra y piña (deliciosas os lo aseguro) y como entrante unos triángulos rebozados de queso con salsa tártara.