Entre estallantes bungavillas
Lo primero que llamo mi atención cuando anduve por este callejón, ubicado en el casco antiguo de la ciudad, fue ver en el nº 3 de la Plaza Altamirano una antigua casa detrás del estallante color fucsia de las trepadoras bignonias, buganvilla, o Santa Rita como las denominamos aquí, las que con su colorido desviaban la atención de cualquier otra cosa y cubrían con sus flores y hojas los defectos e imperfecciones que acarreaban, en sus paredes y balcones, los siglos transcurridos desde su edificación.
Construido allá por 1502 para el primer Comendador de Marbella Sebastián Fernández Altamirano descubrí en la planta baja entre plantas y flores un restaurante el que, lamentablemente, cada vez que pasé por allí estaba cerrado ya que era lunes, o muy temprano cuando iniciaba mi recorrido por el casco medieval de la ciudad en la que ya no me perdía sino por puro gusto.