El último recuerdo de Etiopía: Gastronomía y folklore
Podría pensarse que es un restaurante para turistas, pero no. Allí fuimos a cenar nuestra última noche en Etiopía, aunque no llegamos a acostumbrarnos al "plato nacional", la INJERA. Podríamos haber cenado comida más "internacional" en el hotel, o italiana en el restaurante cercano, sin embargo, todo el grupo quisimos despedirnos de Etiopía "a la etíope", sobre todo porque este local ofrece música y bailes tradicionales en directo, mientras los camareros y camareras llevan a los comensales las grandes bandejas.
La injera es una especie de crepe grande y grueso, hecho a base de un cereal endémico del país, el teff, sobre el que se colocan montoncitos de diversos alimentos: verduras, carnes, queso... También se puede servir sólo, como sustituto del pan (para entendernos, pues en Etiopía no se come pan de trigo). Suele ser un plato "comunitario" que se come con la mano, por eso, en todos los restaurantes, incluidos los más modestos, está previsto algún sistema para lavarnos las manos antes y después de comer: en algunos casos, un bidón con un grifo acoplado de forma casera; en este restaurante, uno de los más prestigiosos de la capital, como lo demostraba la elegancia de la clientela nativa, un camarero se acercaba a la mesa con una palangana y una jarra de agua templada para que nos laváramos las manos sin movernos del sitio. Cada comensal va cortando trozos de injera de su zona del plato y se sirve de ellos para coger la carne o verduras que están encima. En resumen, la injera hace de pan y de plato.