El mejor chuletón que he comido
Es un resturante muy especial.
En la parte de afuera hay una explanada con gran aparcamiento, se suben unos escalones, un vestíbulo con un soportal y la entrada, hasta aquí todo normal.
Una vez cruzado el vestíbulo se bajan unos escalones y sorpresa! se entra en una cueva labrada en tierra, el restaurante lo configuran varios espacios según la nomenclatura de la cueva. Hay comedores pequeños aptos para dos/cuatro pesronas máximo, comedores de mayores dimensiones para grupos no muy numerosos.
Parece ser que antiguamente habia sido una bodega del siglo XII ahora adaptada.