Restaurante Bodega Pámpano

Genial. Tras leer muchos comentarios (siempre lo hago) y hacer una correcta interpretación tanto de los buenos como de los malos (algunos olían a falsedad desde lejos), tomamos la mejor decisión, visitar a esta gran familia. Fuimos 5 personas. Gran experiencia porque tanto Alberto padre como Alberto hijo te hacen sentir como en casa, con muy buen rollo, mucha educación y mucha charla (mucha jeje). Por cierto, para el que prefiera silencio (o menos charla o menos confianzas como decían algunos por ahí), pues como bien nos dijo Alberto..."si hablo mucho, me lo decís con toda confianza y me callo". Sencillo, aunque parece que hay gente un poco torpona por ahí. El pulpo extraordinario (no os perdáis la explicación de Alberto sobre la proveniencia del mismo y sus diferencias con el gallego), la paletilla de cordero fue algo fuera de serie. Eso sí, mejor encargarla porque la pillamos de milagro, en una mesa pidideron 7 de golpe jeje. Chorizo genial, chuletillas muy ricas y como debe ser (un par son de palo y el resto no, lógicamente). Exquisito ese queso canario picantón que sigue consiguiendo Alberto (esos amigos Canarios que sigan ahí jeje). Y el pan fabuloso (creo que pedimos hasta 3 veces reponerlo, buff). En fin, la atención estupenda, el trato super familiar, limpieza hasta para comer en el suelo, rapidez en los platos (lógicamente, a más lleno habrá que esperar más que la brasa tiene su ritmo y sus turnos). Por cierto, el postre pedimos un arroz con leche espectacular. Mi mujer lo adora y no suele pedirlo porque siempre tiene canela, pero aquí la canela viene aparte. Olé por ese detalle. Precio perfecto para la calidad y cantidad que comimos. Incluso se me hizo barato, pero correcto. Espero volvernos a ver, un fuerte abrazo para Alberto y la familia y mucha suerte en lo que tú ya sabes porque no os merecéis menos, eso sí, la salud por delante y a trabajar lo justo, sin excesos, ya sabes. Un abrazo, Javier y familia desde Salamanca. Comida el Sábado 18 de Mayo a las 14:30