Me quedaría a dormir en su hotel ...
Me quedaría a dormir en su hotel durante una semana con tal de poder comer todos los días en su restaurante. Es de esos sitios en los que al traerte el plato notas el "amor" que han puesto en su elaboración. No probarás un atún más rico.
Y es que un día en Zahara de los Atunes no tiene sentido sin su correspondiente comida en el Antonio. Si vienes de los alrededores el plan es el siguiente: El día anterior te informas si al día siguiente va a hacer viento de levante, si es así no te aconsejo ir; llamas por teléfono y reservas mesa; llegas a Zahara a las 12,30 y aparcas el coche en el parking de hotel; coges tu toalla tu sombrilla, el cubo y la pala y te vas a la playa, pegada al restaurante. Se trata, para mi gusto, de una de las mejores playas de España, formada por kilómetros de arena blanca y fina y un agua (un poco de mediterráneo, un poco de altántico) que en verano toma una temperatura ideal. Lo mejor de esta playa es que no está masificada, en ocasiones puedes estar solo en 50 metros a la redonda, un lujo total. Ah, agua cristalina, por supuesto.
Centremonos en lo que se puede comer en Antonio. Su especialidad, como decía, son los atunes y, en general, todo tipo de pescados. Te recomiendo que pidas el surtido de atunes, consiste en 4 tostas con distintas partes del atún ordenadas por sabores de más a suave a más fuerte (el camarero te explicará el orden), un 10. Después puedes pedir tortas de camarones, uno de los emblemas del restaurante y que tanta fama le han dado, están realmente buenas. Por último, para terminar con los entrantes una buena opción son las anchoas, otra maravilla.
De segundo, todo lo que pidáis os va a encantar. Esta última vez pedí besugo y, como era de esperar, me encantó. Como os decía, cuidan hasta el último detalle y eso se nota en el aceite maravilloso que acompaña al besugo. Todo esto con un vino que os guste, buena cerveza fría o, como en mi caso, un agua con gas y saldrás encantado.
Lo que más me gustó del postre fue el camarero que nos lo cantó, un abrazo para él, muy pero que muy simpático. A mitad de su discurso soltó un ",...Tarta de la casa pero que no es de la casa,...". Pues resulta que la tarta de la casa que no es de la casa está bien buena. Además, el tiramisú, que sí es casero, está muy rico. Yo siempre opto por el sorbete de limón y que curioso, es el mejor que he probado. Y todo esto con unas vistas de la playa que ayudan y mucho a que estés complétamente relajado.
En cuanto al servicio, UN AUTÉNTICO LUJO. Da gusto lo bien que te tratan, son simpáticos, rápidos y serviciales, ¿qué más se puede pedir? Pues sí, hay algo más, no es un restaurante muy caro.
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