La bahía humeante
Había escuchado hablar mucho de Reykjavik, de su vida nocturna, su energía, y de lo fácil que resultaba enamorarse de ella. Bueno, cuando la conocí me pareció que se había exagerado un poco.
No es que no me gustara, pero después de visitar Hellsinki o Copenhague, la capital de Islandia no me pareció más que un pueblo grande, eso sí muy cosmopolita e inquieto culturalmente.
A sus habitantes parece no importarle este hecho, creo que incluso se sienten orgullosos.
Aquellos vapores humeantes que provenían de las fuentes geotérmicas, han sido reconducidos y utilizados para fines modernos y ecológicamente supersostenibles, lo que es digno de la mayor alabanza.