Nunca habíamos tenido un puente así
La creación del Maremágnum a mediados de los 90 revitalizó el frente marítimo de Barcelona y permitió que el Moll de la Fusta quedara unido al Muelle de España por una pasarela. Esta pasarela, denominada Rambla de Mar, se caracteriza por un diseño ondulado y por el hecho de que pivota sobre su centro para dejar paso a las embarcaciones que entran o salen del puerto deportivo de la ciudad.
Para los barceloneses es ya una imagen familiar ver a la gente parada ante el semáforo que corta el paso, mientras la pasarela bascula para dejar paso a los veleros. Nunca habíamos tenido un puente así
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