Un hotel muy agradable
Stavanger es una ciudad encantadora, manejable y puerta de entrada a magníficas atracciones de Noruega, destacando el famoso Púlpito o Preikestolen.
El hotel, muy céntrico y a la orilla del pequeño lago que hay en el centro de la ciudad, lo que le confiere especial encanto. La amabilidad de su personal, extraordinaria. Sus servicios completos y la habitación con buen tamaño y vistas. Las camas confortables, el baño suficientemente amplio. El desayuno bastante bueno. Wifi en la habitación, funcionando perfectamente. Todo muy limpio y con sensación de calidad. Nos habría gustado que el aire acondicionado funcionara mejor, pero tampoco era imprescindible con la temperatura exterior.