Demasiado puente para tan poco río, ...
Demasiado puente para tan poco río, fruto de aquel rey Felipe II, deseoso de dotar a la ciudad que decidió como capital del reino de un monumento que le diera solera y sol, precisamente, hoy escasa sobre el puente Segovia.
Austero, pobre en decoración y rico en líneas simples tan sólo salpicadas de bolas herrerianas que van descontando nuestros pasos del sucio y gris asfalto de Madrid.