Histórico puente y antiguo paso jacobeo sobre el río Salazar
Lumbier es un pueblo que la gente asocia indisolublemente a su foz. Un gran acierto y reclamo turístico, pero al mismo tiempo, un hándicap, ya que el pueblo pasa la mayoría de las veces desapercibido para los visitantes. Y hay que romper una lanza en favor de este pueblo, cuyas calles y rincones destilan historia y encanto, como por ejemplo, este histórico Puente de las Cabras del que os voy a hablar.
Construido sobre el último tramo del río Salazar antes de entregar sus aguas al río Irati, este puente medieval en forma de ligero pico, es una joya arquitectónica que han rehabilitado en los últimos años y que ha quedado espectacular. Su nombre proviene de que en sus inicios, este puente era utilizado para el paso del ganado, una tarea no muy glamourosa, pero sí práctica y relevante para la economía de la época. Consta de tres 'ojos' de diferente tamaño, una longitud algo inferior a los 50 metros y su anchura es considerable, estando la calzada y el piso muy bien acondicionado y mimetizado con el entorno. No es transitable para coches, lo cual es de agradecer, y destaca la pendiente que tiene en sus dos extremos, especialmente en la orilla este, donde es desnivel de acceso es considerable.
Al parecer, históricamente el puente tuvo su relevancia como paso original de la ruta jacobea, aunque al final de la Edad Media, este paso fue sustituido por el Camino de la vecina localidad de Liédena, que le arrebató mucho protagonismo. También hay constancia de que este puente ha sido testigo mudo de batallas carlistas, muy típicas en el territorio navarro.
Sea como fuere, con gran acierto, el puente ha sido recientemente remodelado, y el acceso desde la Calle de las Cruces de Lumbier ha sido perfectamente acondicionado, creándose una especie de paseo, que en pronunciada pendiente, desciende desde la parte este de Lumbier hasta la cuenca del río. Da gusto caminar y cruzar este puente, y da gusto detenerse en alguno de sus salientes para asomarse y ver las limpias aguas pirenaicas del río Salazar. La ribera del río, llena de árboles y vegetación, adquiere a finales de verano y en otoño un colorido espectacular, con lo que la foto, con el contraste del caserío blanco de Lumbier al fondo, está grantizada.
Actualmente, hay una ruta, creo que señalizada, que discurre por este puente y conecta Lumbier con su sempiterna foz, para aquellos que quieran hacer algo más de ejercicio y busquen algo diferente al habitual recorrido de acceso a la foz, que en coche, y pasando por el puente de hierro (el siguiente puente a éste), nos lleva desde Lumbier hasta el aparcamiento de la foz.
Una grata sorpresa que permite descubrir la la verde y olvidada cuenca del cristalino río Salazar, a cuya vera, en lo alto, se construyó el entramado de casas que forman el pueblo de Lumbier, una acertada combinación y preciosa estampa.
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