El Puente romano de Alcántara
No hay puente que más me haya emocionado ver como el soberbio Puente de Alcántara.
Obra cumbre de la ingeniería de todos los tiempos, se eleva sobre el cauce del río Tajo nada menos que 71 m, lo que hizo de él uno de los puentes más altos del mundo.
Si lo comparamos con el Acueducto de Segovia, que en su zona más alta tiene 28 m de altura, nos daremos cuenta de sus gigantescas dimensiones.
Los propios romanos se mostraron tan orgullosos de él que hicieron grabar una lápida que pone los pelos de punta cuando se lee. Además de dedicarlo al emperador Trajano y a los dioses, encontramos la famosa sentencia PONTEM PERPETVI MANSVRVM IN SECVLA MVNDI, "el puente que permanecerá por los siglos del mundo". Y casi dos mil años después, ahí lo tenemos.
El nombre le viene a todo el pueblo de unas palabras árabes: Al-Kántara. Significan, cómo no, "el puente". Una muestra de la admiración que esta construcción despertó a todos quienes la han visto a lo largo de la Historia.
Sólo por el puente hay que ir a Alcántara. Pero si además sumamos la monumentalidad de este pequeño pueblo de ambiente medieval, la visita es imprescindible.