Teresa Fernández
Un atardecer en las habitaciones flotantes del resort es lo que uno se merece tras un día de trekking o un largo viaje de autobús. Sin duda el mejor hotel en el que estuvimos en Birmania. Un capricho por la luna de miel...
Un atardecer en las habitaciones flotantes del resort es lo que uno se merece tras un día de trekking o un largo viaje de autobús. Sin duda el mejor hotel en el que estuvimos en Birmania. Un capricho por la luna de miel.
El resort cuenta con una zona de jacuzzi en el jardín, un spa (con precios poco competitivos eso sí) y dos restaurantes con bar (nada mal).
La habitación perfecta para una noche romántica.