Visité la bahía de São Martinho como de...
Visité la bahía de São Martinho como destino de vacaciones tranquilo para una pareja con una niña pequeña.
La primera impresión que tuvimos fue la de llegar a un destino sencillo, sin colonizar por el turismo emergente en la zona y rápido de descubrir.
São Martinho do Porto es un pequeño pueblo de la costa central portuguesa vecina de localidades con mayor prestigio turístico y mayor afluencia de visitantes con una oferta de playa similar como pueden ser Peniche, Ericeira o Nazaré.
Al ver la bahía en la visión satélite de Google Maps resulta asombroso descubrir la curiosa forma de concha perfecta. Este capricho de la naturaleza ofrece a este rincón una singularidad atrayente y al mismo tiempo supone su principal obstáculo para el desarrollo como centro turístico. La entrada de agua a la bahía supone un reto para el Atlántico en tiempos de verano ya que tiene que superar dos rompeolas naturales que suponen los montes que cierran la bahía. Esto provoca un escaso oleaje y una bajísima renovación de agua, lodos y acumulación de algas. La calidad del agua en algunos momentos no hace justicia a la limpieza del Atlántico en las localidades cercanas y hace que con los pies en la arena la bahía no sea tan atractiva como en la vista satélite.
La arena de São Martinho es de color dorado y tan fina que si se utilizara para un reloj de arena podríamos medir hasta la milésima de segundo.
Como destino de vacaciones ofrece un entorno familiar y tranquilo con pocas opciones de ocio y un creciente ambiente de turismo extranjero, fundamentalmente británico, alemán y francés.
Hay varios restaurantes en la zona que hacen justicia a la brillante cocina portuguesa, manteniendo las tradiciones y destacando los arroces de marisco, los pescados locales a la brasa y el típico pulpo a lagareiro.
Puede ser un destino aceptable para ser complementado con algo de actividad en las localidades cercanas, como Óbidos, Batalha, Alcobaça, etc.
Como puntos a destacar en este sencillo enclave marítimo, nombraría el túnel que perfora uno de los montes que cierra la bahía, separando el mar abierto de las aguas calmadas. La visión del túnel cuando el sol está cayendo presenta un contraste de luces muy atractivo y bello. Asimismo resaltaría el romanticismo de los atardeceres que invita a pasear por la "casi" (muelle) y presenciar el despertar de las luces del pueblo mientras se duerme la luz del sol en la bahía. Las pequeñas barquitas que pueden entrar en el insignificante calado de la bahía al atardecer se clavan en el espejo de las aguas de São Martinho y ofrecen una preciosa estampa de este rincón.
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