Trasladarse a la época medieval, comer en el restaurante y degustar las delicias locales a pie del puente, pasear por sus calles empedradas como lo hacían los que hacían el camino de Santiago y después mojar los pies en el río que ves desde la mesa en la
Comer en el restaurante y degustar las delicias locales a pie del puente, pasear por sus calles empedradas como lo hacían los que hacían el camino de Santiago y después mojar los pies en el río que ves desde la mesa en la que te ponen o, si eres más atrevido, bañarte en él, no sólo compensa el viaje, te hace volver a repetirlo....