Vuelvo de la Universidad, cansada, o...
Vuelvo de la Universidad, cansada, o voy a ella, dormida. En Moncloa me espera Neruda, eterno en sus versos y que me dice en voz baja:
“Te recuerdo como eras el último otoño,
eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo
Y las hojas caían en el agua de tu alma”
No estoy segura de la literalidad de las palabras de Neruda, porque lo escribo de memoria y, al menos la mía, suele fallar. Al bajar las escaleras del metro busco estas palabras como el que espera un guiño, y ya no es Neruda el que me saluda. La poesía es del que la usa y a mí me recuerda a mi abuelo.