Cada vez que atravieso la plaza Vicente...
Cada vez que atravieso la plaza Vicente López siento una tremenda alegría. Y es que hasta el año 2007, cuando fue reinaugurada, este rincón de Buenos Aires estaba sucio, descuidado y tomado por borrachos y malvivientes. El estado de la plaza era desastroso, una gran contradicción comparado con el barrio precioso y costoso donde está ubicada.
Pero hoy la historia es diferente. La plaza –como muchas otras en la ciudad- ha sido cercada, está vigilada, sus árboles y césped lucen sanos y los canteros están llenos de flores. El sitio es un remanso de paz, ideal para tomar sol tumbado en el pasto