La plaza ducal
El poder de los duques de Osuna era tal, que acumularon en sus manos cerca de veinte grandezas de España, más de cincuenta títulos, cuatro principados y la mayor fortuna que llegó a formarse en el país. Se contaba, incluso, que los duques podían cruzar media península sin salir un palmo de sus tierras y que tenían escuadra propia en el Mediterráneo. Con el paso del tiempo esta inmensa fortuna se dilapidó hasta llegar a extinguirse casi por completo en el siglo XIX.
Pero fruto de aquel esplendor es, sin duda, la preciosa plaza de Osuna, corazón indudable de la vida cotidiana ursaonense.
Y no solo por su valor comunitario de amplio y arbolado espacio, sino por los edificios que la rodean y la forman, como el sorprendente ayuntamiento, de 1.533 que se construyó sobre la antigua puerta de Teba, y que tiene una forma muy peculiar, sobre todo en la esquina derecha.
Como toda plaza mayor española que se precie, fue escenario de corridas de toros, fiestas locales, y todo tipo de celebraciones, por lo que los edificios públicos que dan a ella están abiertos a la manera de palcos para solaz del público que asistía a ella.
Todo un centro de importancia, para una ciudad importante.
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