Casticismo madrileño
Por fin hemos llegado, después de comer en uno de los restaurantes que hemos dejado a nuestro paso desde que salimos de la Plaza Mayor, a una de las zonas más castizas de Madrid.
La ejecución original se remonta al siglo XIII y en la actualidad tiene el encanto de la quietud. Allí descansaréis y tomaréis ese café o ese té de la tarde donde uno intentará reponer la estructura muscular y ósea maltrecha por ese recorrido por las empedradas calles de la zona.
El nombre de carros proviene de la parada que hacían éstos después de entrar en Madrid por la llamada Puerta de Moros (época medieval). Venían con sus mercancías y allí las depositaban.
Actualmente se debe hacer un recorrido a pie contemplando la fachada de algunos de los edificios, unos de ladrillo donde se asienta el famoso restaurante Aroca. Antaño, Doña María hacía la mejor tortilla de patatas que se comía en Madrid.
La Plaza de la Paja colindante con la de los Carros alberga la Iglesia de San Andrés, el único resto medieval que está todavía de pie.
Siéntate al anochecer una tarde de primavera y entenderás por qué la Cibeles se enamoró de esa zona de Madrid.
Por último y también colindante con la Plaza, está el Museo de San Isidro, patrón de esta noble Villa, con los restos del pozo donde sacaba agua el santo.
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