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Playa Sakarun

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Otok, Croacia Dirección

1 opinión sobre Playa Sakarun

Pero ya no podia mas

Cuando llegas a determinados sitios, ya sean mas cercanos o lejanos, urbanos, rurales, naturales, artificiales, con mas o menos gente...es decir, simplemente a determinados lugares, te das cuenta de lo peivilegiado o privilegiada que eres de estar allá, en ese preciso momento y lugar.
Esta sensación fue la que tuve cuando llegué a la playa de Sakarun, situada en la Isla de Dugi Otok, en Croacia. Este ha sido mi último viaje, hecho este verano durante dos semanas, con la intención de conocer algunos de los entornos de parte de la costa croata y algunas de sus islas. Te das cuenta que es poco tiempo, para tantos planes, así que organizas, administras tu tiempo de la mejor manera y priorizas. Y esta playa era una de mis prioridades al ir a Croacia.

Me alojaba en Zadar, ciudad de la región de Dalmacia del Norte y desde aquí tuvimos que coger un barco de la compañía Jadrolinija para poder llegar a la isla de Dugi Otok. Mi prioridad, ir a esta playa. Al llegar a la isla, el barco atracó en la ciudad, de cuyo nombre impronunciable, de Brbinj, donde un bus nos esperaba para llegar a la playa. Un dato importante a tener en cuenta es que si no dispones de vehículo particular o no coges transporte público, que ya está preparado y tiene unos horarios, esta playa es de difícil acceso puesto que queda justamente en la otra punta de la isla. Así que esto es importante informarse bien antes de salir. Cuando llegamos a la tan esperada playa, pensé lo privilegiados que eran los jabitantes de esa espectacular isla de poseer tal belleza natural. Cogimos sitio, aparcamos nuestra toalla y objetos personales, me tumbé y me dispuse a contemplar. Pero ya no podía mas. Me fui lanzada al agua sin pensármelo dos veces. Y era entonces dentro del mismo mar uno de los tesoros de esta playa. Aguas cristalinas, fondo arenoso blanco, puro y limpio. La sensación de fluir con ella, la inmensa paz que me daba esa playa son dos de las emociones que me ebocó. No sé cuanto tiempo estuve dentro, pero no me importaba. Estaba en paz conmigo misma y en consonancia con el entorno. Salí después, esperé pero mi naturaleza inquieta me llevó a investigar ese anclaje natural. Precisamente, yo no soy una persona que suela sacar muchas fotografias, soy mas bien recatada en este aspecto pero espero que las pocas que muestro sean suficientes para mostrar. Mis mayores fotoa, mis recuerdos, las sensaciones que me dejó y que recuerdo cada vez que mi imaginación se transporta de nuevo hasta allí, aunque no esté presencialmente. Todo lo que hay alrededor es un paisaje boscoso, verde, natural y un chiringuito bastante rollo ibicenco como diría yo, pero vale mucho la pena. Pudimos hablar con alguna gente y ya nos comentó que esta playa, la playa de Sakarun, en la Isla de Dugi Otok, era principalmente una playa familiar, especialmente gente local y de la zona eran los visitantes de ahí. Que no era muy conocida como lo eran otras islas y playas de Croacia. Y eso aún le da a este precioso rincón un mayor encanto. Porque si a Croacia se le conice con un nombre es, precisamente, el país de las mil islas. Y no me extraña, porque está rodeada de islas y de islotes, la mayoría no habitadas, pero están ahí.
Una observación personal, si muchas, pero principalmente una. Cuando te das cuenta de tu privilegio de estar en un sitio como éste, te tumbas en la orilla, te dejas caer y llevar por lo que venga, te das cuenta que el tiempo carece de sentido y es donde el espacio cobra todo el protagonismo; donde la balanza se descompensa y la energía del espacio la atrae; donde la balanza se deja caer en favor de la paz, del entorno, de la naturaleza. Da igual lo que venga, lo importante es saber disfrutar de cada momento para aprender a valorar después...

Cuando llegas a determinados sitios, ya sean mas cercanos o lejanos, urbanos, rurales, naturales, artificiales, con mas o menos gente...es decir, simplemente a determinados lugares, te das cuenta de lo peivilegiado o privilegiada que eres de estar allá, en ese preciso momento y lugar.
Esta sensación fue la que tuve cuando llegué a la playa de Sakarun, situada en la Isla de Dugi Otok, en Croacia. Este ha sido mi último viaje, hecho este verano durante dos semanas, con la intención de conocer algunos de los entornos de parte de la costa croata y algunas de sus islas. Te das cuenta que es poco tiempo, para tantos planes, así que organizas, administras tu tiempo de la mejor manera y priorizas. Y esta playa era una de mis prioridades al ir a Croacia.
Me alojaba en Zadar, ciudad de la región de Dalmacia del Norte y desde aquí tuvimos que coger un barco de la compañía Jadrolinija para poder llegar a la isla de Dugi Otok. Mi prioridad, ir a esta playa. Al llegar a la isla, el barco atracó en la ciudad, de cuyo nombre impronunciable, de Brbinj, donde un bus nos esperaba para llegar a la playa. Un dato importante a tener en cuenta es que si no dispones de vehículo particular o no coges transporte público, que ya está preparado y tiene unos horarios, esta playa es de difícil acceso puesto que queda justamente en la otra punta de la isla. Así que esto es importante informarse bien antes de salir. Cuando llegamos a la tan esperada playa, pensé lo privilegiados que eran los jabitantes de esa espectacular isla de poseer tal belleza natural. Cogimos sitio, aparcamos nuestra toalla y objetos personales, me tumbé y me dispuse a contemplar. Pero ya no podía mas. Me fui lanzada al agua sin pensármelo dos veces. Y era entonces dentro del mismo mar uno de los tesoros de esta playa. Aguas cristalinas, fondo arenoso blanco, puro y limpio. La sensación de fluir con ella, la inmensa paz que me daba esa playa son dos de las emociones que me ebocó. No sé cuanto tiempo estuve dentro, pero no me importaba. Estaba en paz conmigo misma y en consonancia con el entorno. Salí después, esperé pero mi naturaleza inquieta me llevó a investigar ese anclaje natural. Precisamente, yo no soy una persona que suela sacar muchas fotografias, soy mas bien recatada en este aspecto pero espero que las pocas que muestro sean suficientes para mostrar. Mis mayores fotoa, mis recuerdos, las sensaciones que me dejó y que recuerdo cada vez que mi imaginación se transporta de nuevo hasta allí, aunque no esté presencialmente. Todo lo que hay alrededor es un paisaje boscoso, verde, natural y un chiringuito bastante rollo ibicenco como diría yo, pero vale mucho la pena. Pudimos hablar con alguna gente y ya nos comentó que esta playa, la playa de Sakarun, en la Isla de Dugi Otok, era principalmente una playa familiar, especialmente gente local y de la zona eran los visitantes de ahí. Que no era muy conocida como lo eran otras islas y playas de Croacia. Y eso aún le da a este precioso rincón un mayor encanto. Porque si a Croacia se le conice con un nombre es, precisamente, el país de las mil islas. Y no me extraña, porque está rodeada de islas y de islotes, la mayoría no habitadas, pero están ahí.
Una observación personal, si muchas, pero principalmente una. Cuando te das cuenta de tu privilegio de estar en un sitio como éste, te tumbas en la orilla, te dejas caer y llevar por lo que venga, te das cuenta que el tiempo carece de sentido y es donde el espacio cobra todo el protagonismo; donde la balanza se descompensa y la energía del espacio la atrae; donde la balanza se deja caer en favor de la paz, del entorno, de la naturaleza. Da igual lo que venga, lo importante es saber disfrutar de cada momento para aprender a valorar después...

Cuando llegas a determinados sitios, ya sean mas cercanos o lejanos, urbanos, rurales, naturales, artificiales, con mas o menos gente...es decir, simplemente a determinados lugares, te das cuenta de lo peivilegiado o privilegiada que eres de estar allá, en ese preciso momento y lugar.
Esta sensación fue la que tuve cuando llegué a la playa de Sakarun, situada en la Isla de Dugi Otok, en Croacia. Este ha sido mi último viaje, hecho este verano durante dos semanas, con la intención de conocer algunos de los entornos de parte de la costa croata y algunas de sus islas. Te das cuenta que es poco tiempo, para tantos planes, así que organizas, administras tu tiempo de la mejor manera y priorizas. Y esta playa era una de mis prioridades al ir a Croacia.
Me alojaba en Zadar, ciudad de la región de Dalmacia del Norte y desde aquí tuvimos que coger un barco de la compañía Jadrolinija para poder llegar a la isla de Dugi Otok. Mi prioridad, ir a esta playa. Al llegar a la isla, el barco atracó en la ciudad, de cuyo nombre impronunciable, de Brbinj, donde un bus nos esperaba para llegar a la playa. Un dato importante a tener en cuenta es que si no dispones de vehículo particular o no coges transporte público, que ya está preparado y tiene unos horarios, esta playa es de difícil acceso puesto que queda justamente en la otra punta de la isla. Así que esto es importante informarse bien antes de salir. Cuando llegamos a la tan esperada playa, pensé lo privilegiados que eran los jabitantes de esa espectacular isla de poseer tal belleza natural. Cogimos sitio, aparcamos nuestra toalla y objetos personales, me tumbé y me dispuse a contemplar. Pero ya no podía mas. Me fui lanzada al agua sin pensármelo dos veces. Y era entonces dentro del mismo mar uno de los tesoros de esta playa. Aguas cristalinas, fondo arenoso blanco, puro y limpio. La sensación de fluir con ella, la inmensa paz que me daba esa playa son dos de las emociones que me ebocó. No sé cuanto tiempo estuve dentro, pero no me importaba. Estaba en paz conmigo misma y en consonancia con el entorno. Salí después, esperé pero mi naturaleza inquieta me llevó a investigar ese anclaje natural. Precisamente, yo no soy una persona que suela sacar muchas fotografias, soy mas bien recatada en este aspecto pero espero que las pocas que muestro sean suficientes para mostrar. Mis mayores fotoa, mis recuerdos, las sensaciones que me dejó y que recuerdo cada vez que mi imaginación se transporta de nuevo hasta allí, aunque no esté presencialmente. Todo lo que hay alrededor es un paisaje boscoso, verde, natural y un chiringuito bastante rollo ibicenco como diría yo, pero vale mucho la pena. Pudimos hablar con alguna gente y ya nos comentó que esta playa, la playa de Sakarun, en la Isla de Dugi Otok, era principalmente una playa familiar, especialmente gente local y de la zona eran los visitantes de ahí. Que no era muy conocida como lo eran otras islas y playas de Croacia. Y eso aún le da a este precioso rincón un mayor encanto. Porque si a Croacia se le conice con un nombre es, precisamente, el país de las mil islas. Y no me extraña, porque está rodeada de islas y de islotes, la mayoría no habitadas, pero están ahí.
Una observación personal, si muchas, pero principalmente una. Cuando te das cuenta de tu privilegio de estar en un sitio como éste, te tumbas en la orilla, te dejas caer y llevar por lo que venga, te das cuenta que el tiempo carece de sentido y es donde el espacio cobra todo el protagonismo; donde la balanza se descompensa y la energía del espacio la atrae; donde la balanza se deja caer en favor de la paz, del entorno, de la naturaleza. Da igual lo que venga, lo importante es saber disfrutar de cada momento para aprender a valorar después...

Cuando llegas a determinados sitios, ya sean mas cercanos o lejanos, urbanos, rurales, naturales, artificiales, con mas o menos gente...es decir, simplemente a determinados lugares, te das cuenta de lo peivilegiado o privilegiada que eres de estar allá, en ese preciso momento y lugar.
Esta sensación fue la que tuve cuando llegué a la playa de Sakarun, situada en la Isla de Dugi Otok, en Croacia. Este ha sido mi último viaje, hecho este verano durante dos semanas, con la intención de conocer algunos de los entornos de parte de la costa croata y algunas de sus islas. Te das cuenta que es poco tiempo, para tantos planes, así que organizas, administras tu tiempo de la mejor manera y priorizas. Y esta playa era una de mis prioridades al ir a Croacia.
Me alojaba en Zadar, ciudad de la región de Dalmacia del Norte y desde aquí tuvimos que coger un barco de la compañía Jadrolinija para poder llegar a la isla de Dugi Otok. Mi prioridad, ir a esta playa. Al llegar a la isla, el barco atracó en la ciudad, de cuyo nombre impronunciable, de Brbinj, donde un bus nos esperaba para llegar a la playa. Un dato importante a tener en cuenta es que si no dispones de vehículo particular o no coges transporte público, que ya está preparado y tiene unos horarios, esta playa es de difícil acceso puesto que queda justamente en la otra punta de la isla. Así que esto es importante informarse bien antes de salir. Cuando llegamos a la tan esperada playa, pensé lo privilegiados que eran los jabitantes de esa espectacular isla de poseer tal belleza natural. Cogimos sitio, aparcamos nuestra toalla y objetos personales, me tumbé y me dispuse a contemplar. Pero ya no podía mas. Me fui lanzada al agua sin pensármelo dos veces. Y era entonces dentro del mismo mar uno de los tesoros de esta playa. Aguas cristalinas, fondo arenoso blanco, puro y limpio. La sensación de fluir con ella, la inmensa paz que me daba esa playa son dos de las emociones que me ebocó. No sé cuanto tiempo estuve dentro, pero no me importaba. Estaba en paz conmigo misma y en consonancia con el entorno. Salí después, esperé pero mi naturaleza inquieta me llevó a investigar ese anclaje natural. Precisamente, yo no soy una persona que suela sacar muchas fotografias, soy mas bien recatada en este aspecto pero espero que las pocas que muestro sean suficientes para mostrar. Mis mayores fotoa, mis recuerdos, las sensaciones que me dejó y que recuerdo cada vez que mi imaginación se transporta de nuevo hasta allí, aunque no esté presencialmente. Todo lo que hay alrededor es un paisaje boscoso, verde, natural y un chiringuito bastante rollo ibicenco como diría yo, pero vale mucho la pena. Pudimos hablar con alguna gente y ya nos comentó que esta playa, la playa de Sakarun, en la Isla de Dugi Otok, era principalmente una playa familiar, especialmente gente local y de la zona eran los visitantes de ahí. Que no era muy conocida como lo eran otras islas y playas de Croacia. Y eso aún le da a este precioso rincón un mayor encanto. Porque si a Croacia se le conice con un nombre es, precisamente, el país de las mil islas. Y no me extraña, porque está rodeada de islas y de islotes, la mayoría no habitadas, pero están ahí.
Una observación personal, si muchas, pero principalmente una. Cuando te das cuenta de tu privilegio de estar en un sitio como éste, te tumbas en la orilla, te dejas caer y llevar por lo que venga, te das cuenta que el tiempo carece de sentido y es donde el espacio cobra todo el protagonismo; donde la balanza se descompensa y la energía del espacio la atrae; donde la balanza se deja caer en favor de la paz, del entorno, de la naturaleza. Da igual lo que venga, lo importante es saber disfrutar de cada momento para aprender a valorar después...

Cuando llegas a determinados sitios, ya sean mas cercanos o lejanos, urbanos, rurales, naturales, artificiales, con mas o menos gente...es decir, simplemente a determinados lugares, te das cuenta de lo peivilegiado o privilegiada que eres de estar allá, en ese preciso momento y lugar.
Esta sensación fue la que tuve cuando llegué a la playa de Sakarun, situada en la Isla de Dugi Otok, en Croacia. Este ha sido mi último viaje, hecho este verano durante dos semanas, con la intención de conocer algunos de los entornos de parte de la costa croata y algunas de sus islas. Te das cuenta que es poco tiempo, para tantos planes, así que organizas, administras tu tiempo de la mejor manera y priorizas. Y esta playa era una de mis prioridades al ir a Croacia.
Me alojaba en Zadar, ciudad de la región de Dalmacia del Norte y desde aquí tuvimos que coger un barco de la compañía Jadrolinija para poder llegar a la isla de Dugi Otok. Mi prioridad, ir a esta playa. Al llegar a la isla, el barco atracó en la ciudad, de cuyo nombre impronunciable, de Brbinj, donde un bus nos esperaba para llegar a la playa. Un dato importante a tener en cuenta es que si no dispones de vehículo particular o no coges transporte público, que ya está preparado y tiene unos horarios, esta playa es de difícil acceso puesto que queda justamente en la otra punta de la isla. Así que esto es importante informarse bien antes de salir. Cuando llegamos a la tan esperada playa, pensé lo privilegiados que eran los jabitantes de esa espectacular isla de poseer tal belleza natural. Cogimos sitio, aparcamos nuestra toalla y objetos personales, me tumbé y me dispuse a contemplar. Pero ya no podía mas. Me fui lanzada al agua sin pensármelo dos veces. Y era entonces dentro del mismo mar uno de los tesoros de esta playa. Aguas cristalinas, fondo arenoso blanco, puro y limpio. La sensación de fluir con ella, la inmensa paz que me daba esa playa son dos de las emociones que me ebocó. No sé cuanto tiempo estuve dentro, pero no me importaba. Estaba en paz conmigo misma y en consonancia con el entorno. Salí después, esperé pero mi naturaleza inquieta me llevó a investigar ese anclaje natural. Precisamente, yo no soy una persona que suela sacar muchas fotografias, soy mas bien recatada en este aspecto pero espero que las pocas que muestro sean suficientes para mostrar. Mis mayores fotoa, mis recuerdos, las sensaciones que me dejó y que recuerdo cada vez que mi imaginación se transporta de nuevo hasta allí, aunque no esté presencialmente. Todo lo que hay alrededor es un paisaje boscoso, verde, natural y un chiringuito bastante rollo ibicenco como diría yo, pero vale mucho la pena. Pudimos hablar con alguna gente y ya nos comentó que esta playa, la playa de Sakarun, en la Isla de Dugi Otok, era principalmente una playa familiar, especialmente gente local y de la zona eran los visitantes de ahí. Que no era muy conocida como lo eran otras islas y playas de Croacia. Y eso aún le da a este precioso rincón un mayor encanto. Porque si a Croacia se le conice con un nombre es, precisamente, el país de las mil islas. Y no me extraña, porque está rodeada de islas y de islotes, la mayoría no habitadas, pero están ahí.
Una observación personal, si muchas, pero principalmente una. Cuando te das cuenta de tu privilegio de estar en un sitio como éste, te tumbas en la orilla, te dejas caer y llevar por lo que venga, te das cuenta que el tiempo carece de sentido y es donde el espacio cobra todo el protagonismo; donde la balanza se descompensa y la energía del espacio la atrae; donde la balanza se deja caer en favor de la paz, del entorno, de la naturaleza. Da igual lo que venga, lo importante es saber disfrutar de cada momento para aprender a valorar después...

Cuando llegas a determinados sitios, ya sean mas cercanos o lejanos, urbanos, rurales, naturales, artificiales, con mas o menos gente...es decir, simplemente a determinados lugares, te das cuenta de lo peivilegiado o privilegiada que eres de estar allá, en ese preciso momento y lugar.
Esta sensación fue la que tuve cuando llegué a la playa de Sakarun, situada en la Isla de Dugi Otok, en Croacia. Este ha sido mi último viaje, hecho este verano durante dos semanas, con la intención de conocer algunos de los entornos de parte de la costa croata y algunas de sus islas. Te das cuenta que es poco tiempo, para tantos planes, así que organizas, administras tu tiempo de la mejor manera y priorizas. Y esta playa era una de mis prioridades al ir a Croacia.
Me alojaba en Zadar, ciudad de la región de Dalmacia del Norte y desde aquí tuvimos que coger un barco de la compañía Jadrolinija para poder llegar a la isla de Dugi Otok. Mi prioridad, ir a esta playa. Al llegar a la isla, el barco atracó en la ciudad, de cuyo nombre impronunciable, de Brbinj, donde un bus nos esperaba para llegar a la playa. Un dato importante a tener en cuenta es que si no dispones de vehículo particular o no coges transporte público, que ya está preparado y tiene unos horarios, esta playa es de difícil acceso puesto que queda justamente en la otra punta de la isla. Así que esto es importante informarse bien antes de salir. Cuando llegamos a la tan esperada playa, pensé lo privilegiados que eran los jabitantes de esa espectacular isla de poseer tal belleza natural. Cogimos sitio, aparcamos nuestra toalla y objetos personales, me tumbé y me dispuse a contemplar. Pero ya no podía mas. Me fui lanzada al agua sin pensármelo dos veces. Y era entonces dentro del mismo mar uno de los tesoros de esta playa. Aguas cristalinas, fondo arenoso blanco, puro y limpio. La sensación de fluir con ella, la inmensa paz que me daba esa playa son dos de las emociones que me ebocó. No sé cuanto tiempo estuve dentro, pero no me importaba. Estaba en paz conmigo misma y en consonancia con el entorno. Salí después, esperé pero mi naturaleza inquieta me llevó a investigar ese anclaje natural. Precisamente, yo no soy una persona que suela sacar muchas fotografias, soy mas bien recatada en este aspecto pero espero que las pocas que muestro sean suficientes para mostrar. Mis mayores fotoa, mis recuerdos, las sensaciones que me dejó y que recuerdo cada vez que mi imaginación se transporta de nuevo hasta allí, aunque no esté presencialmente. Todo lo que hay alrededor es un paisaje boscoso, verde, natural y un chiringuito bastante rollo ibicenco como diría yo, pero vale mucho la pena. Pudimos hablar con alguna gente y ya nos comentó que esta playa, la playa de Sakarun, en la Isla de Dugi Otok, era principalmente una playa familiar, especialmente gente local y de la zona eran los visitantes de ahí. Que no era muy conocida como lo eran otras islas y playas de Croacia. Y eso aún le da a este precioso rincón un mayor encanto. Porque si a Croacia se le conice con un nombre es, precisamente, el país de las mil islas. Y no me extraña, porque está rodeada de islas y de islotes, la mayoría no habitadas, pero están ahí.
Una observación personal, si muchas, pero principalmente una. Cuando te das cuenta de tu privilegio de estar en un sitio como éste, te tumbas en la orilla, te dejas caer y llevar por lo que venga, te das cuenta que el tiempo carece de sentido y es donde el espacio cobra todo el protagonismo; donde la balanza se descompensa y la energía del espacio la atrae; donde la balanza se deja caer en favor de la paz, del entorno, de la naturaleza. Da igual lo que venga, lo importante es saber disfrutar de cada momento para aprender a valorar después...

Cuando llegas a determinados sitios, ya sean mas cercanos o lejanos, urbanos, rurales, naturales, artificiales, con mas o menos gente...es decir, simplemente a determinados lugares, te das cuenta de lo peivilegiado o privilegiada que eres de estar allá, en ese preciso momento y lugar.
Esta sensación fue la que tuve cuando llegué a la playa de Sakarun, situada en la Isla de Dugi Otok, en Croacia. Este ha sido mi último viaje, hecho este verano durante dos semanas, con la intención de conocer algunos de los entornos de parte de la costa croata y algunas de sus islas. Te das cuenta que es poco tiempo, para tantos planes, así que organizas, administras tu tiempo de la mejor manera y priorizas. Y esta playa era una de mis prioridades al ir a Croacia.
Me alojaba en Zadar, ciudad de la región de Dalmacia del Norte y desde aquí tuvimos que coger un barco de la compañía Jadrolinija para poder llegar a la isla de Dugi Otok. Mi prioridad, ir a esta playa. Al llegar a la isla, el barco atracó en la ciudad, de cuyo nombre impronunciable, de Brbinj, donde un bus nos esperaba para llegar a la playa. Un dato importante a tener en cuenta es que si no dispones de vehículo particular o no coges transporte público, que ya está preparado y tiene unos horarios, esta playa es de difícil acceso puesto que queda justamente en la otra punta de la isla. Así que esto es importante informarse bien antes de salir. Cuando llegamos a la tan esperada playa, pensé lo privilegiados que eran los jabitantes de esa espectacular isla de poseer tal belleza natural. Cogimos sitio, aparcamos nuestra toalla y objetos personales, me tumbé y me dispuse a contemplar. Pero ya no podía mas. Me fui lanzada al agua sin pensármelo dos veces. Y era entonces dentro del mismo mar uno de los tesoros de esta playa. Aguas cristalinas, fondo arenoso blanco, puro y limpio. La sensación de fluir con ella, la inmensa paz que me daba esa playa son dos de las emociones que me ebocó. No sé cuanto tiempo estuve dentro, pero no me importaba. Estaba en paz conmigo misma y en consonancia con el entorno. Salí después, esperé pero mi naturaleza inquieta me llevó a investigar ese anclaje natural. Precisamente, yo no soy una persona que suela sacar muchas fotografias, soy mas bien recatada en este aspecto pero espero que las pocas que muestro sean suficientes para mostrar. Mis mayores fotoa, mis recuerdos, las sensaciones que me dejó y que recuerdo cada vez que mi imaginación se transporta de nuevo hasta allí, aunque no esté presencialmente. Todo lo que hay alrededor es un paisaje boscoso, verde, natural y un chiringuito bastante rollo ibicenco como diría yo, pero vale mucho la pena. Pudimos hablar con alguna gente y ya nos comentó que esta playa, la playa de Sakarun, en la Isla de Dugi Otok, era principalmente una playa familiar, especialmente gente local y de la zona eran los visitantes de ahí. Que no era muy conocida como lo eran otras islas y playas de Croacia. Y eso aún le da a este precioso rincón un mayor encanto. Porque si a Croacia se le conice con un nombre es, precisamente, el país de las mil islas. Y no me extraña, porque está rodeada de islas y de islotes, la mayoría no habitadas, pero están ahí.
Una observación personal, si muchas, pero principalmente una. Cuando te das cuenta de tu privilegio de estar en un sitio como éste, te tumbas en la orilla, te dejas caer y llevar por lo que venga, te das cuenta que el tiempo carece de sentido y es donde el espacio cobra todo el protagonismo; donde la balanza se descompensa y la energía del espacio la atrae; donde la balanza se deja caer en favor de la paz, del entorno, de la naturaleza. Da igual lo que venga, lo importante es saber disfrutar de cada momento para aprender a valorar después...
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