Sandra Otero
Una playa salvaje y muy bonita
En 2008 se desplomó parte del acantilado, dejando esta playa. No es nada turística, y eso es lo que la hace más encantadora todavía.
Es una playa de difícil acceso pero que tiene su encanto. Para ir allí, si estas en alguno de los pueblos de paxos es imprescindible alquilar una moto para poder llegar. El camino es montañoso y con piedras, por lo que sólo puedes llegar hasta un punto, el resto es bajada a pie. Hay un paseo entre los olivos hasta que llegas al acantilado y puedes ver un caminito que conduce a una bajada hasta la playa. Imprescindible calzado adecuado, en chanclas es un poco peligroso o incómodo, a demás la playa es de piedras.
Después de bajar por el camino llegas a ver la playa y es alucinante, la pared del acantilado es enorme, blanca, sin gente casi, a diferencia de otras playas, el agua esta un poco más revuelta y no es tan cristalina, lo que la hace más salvaje todavía... Y encima la puesta de sol es impresionante. De hecho en lo alto del acantilado hay un bar al que suene ir la gente para ver el atardecer. Sin duda merece la pena el camino, una de las mejores playas de paxos.
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