Playa de Yoff

Después de una semana pasada en la ciudad de Dakar, con todo el tráfico, el polvo, las solicitaciones permanentes de los vendedores ambulantes o de los mendigos, se necesita tomar un descanso, pero en un país donde no puedes recorrer más de 50 km por hora con un bus, y eso en el mejor de los casos, se necesita ir no muy lejos. En general, el bus para todos los 100 m porque no hay paradas de bus en sí, entonces cada uno espera el bus en frente de su casa, sin pensar en juntarse con su vecino para que el bus pare solamente una vez. Entonces el pobre bus para cada 30 m y tú nunca llegas a tu destino. Queremos playa, bonita, y cerca.

Yoff es una amalgama de contrastes. Paseaba por la orilla cerca del pueblo esquivando cadáveres de cabras, pescado maloliente, basura de productos del primer mundo pero tirados en cualquier parte. Esto te recuerda que estás pisando el tercer mundo. Pero de pronto, todo cambió. Un atardecer espectacular, música, baile, y el calor humano de esa África que te atrae sin saber por qué. ¿Sus contrastes? Justo en el momento en que disparé la cámara, pasaba a lo lejos un avión de pasajeros. Seguramente su destino era Europa, el ansiado continente, la salvación...

Todas las tardes las barcas tradicionales de madera, de colores, decoradas por artistas locales, regresan a la playa. Los niños y las mujeres esperan y hay un gran ambiente y bullicio. En la playa se juega al fútbol, se limpia pescado, se cocina, se vende, etc.
Senegal en estado puro.
La proximidad del aeropuerto genera contraste entre la tecnología de los aviones, que pasan muy cerca, y la tradición de las lanchas.

Como se ganan la vida los chicos de aquel país por recaudar un céntimo son capaces de hacer virguerias vosotros lo veréis con vuestros ojos . Se sumergen a la profundidad del agua a buscar caracolas y te las limpian con la piel para drales brillo .Y luego las venden