Playa de Samaná - Playa Rincón

Sin duda una de las playas más bonitas de la República Dominicana.
Uno de sus atractivos es que es visitable solamente de tres maneras: A pié, a caballo o en lancha.
Esto hace que se mantenga relativamente alejada de la masificación que sufren rincones como Playa Bávaro o Punta Cana.
Nosotros elegimos una excursión que nos llevó desde Las Galeras, donde subimos a los caballos y cruzamos las montañas, hasta llegar a la costa.
Fuimos vadeando la zona por varias playas de pequeño tamaño y entramos de nuevo a la espesura para salir de repente a un pequeño río que se llama Caño Frío donde el agua sale muuuy fría.

Está calificada como la décima más bonita del mundo por la UNESCO y no es para menos. Tiene unos tres kilómetros de playa.
Rincón es una playa semi virgen y apenas hay unas pequeñas estructuras que son restaurantes típicos.

Está ubicada en una punta lo que la protege de fuertes oleajes, de un lado, creando una laguna natural propicia para nadar y hacer snorkel.

Al otro lado de la punta (son sólo unos metros) el mar recibe el embate de un viento más fuerte, aunque también es área de baño.
Además de la paradisíaca tranquilidad, sus colores azul aqua la hacen envidiable.

Si, todo encaja en este sitio, arena fina, palmeras, aguas cristalinas y ni un hotel cerca. Ah. Fantástico. Eso no impide que sea de las más visitadas, sobre todo por que se la ha denominado la mejor playa de República Dominicana. Y aunque no conozco todas, lo cierto es que sin ser un experto uno sabe que está ante una poderosa candidata al título.

Quizás mantenga su encanto, sin llegar a las hordas de gentes porque llegar no es tan fácil como pudiera imaginarse. Hay que recorrer carreteras sin asfaltar llenas de baches en un camión bus durante algo más de media hora. A pesar del traqueteo, el viaje merece la pena, sobre todo por los paisajes, poder ver un poco de la vida local auténtica al atravesarlos y escuchar la música a todo trapo del conductor.

Llegar a playa rincón no es tarea fácil y menos si vas en un coche bajo como nosotros. La carretera esta sin asfaltar (aunque cuando fuimos nosotros estaban empezando a hacerlo), pero una vez que llegas... es el paraíso.
Es una playa virgen de unos 3 km rodeada de verde vegetación y montañas.
Fuimos a última hora de la tarde y ya no había casi sol, pero aun así la disfrutamos. Bañarse justo en el lugar donde se mezcla el agua dulce y helada del rio (caño frio) con el agua del Atlántico es una sensación única. Y para terminar una estupenda mujer, Natividad nos preparó una langosta a las brasas acompañada de plátano frito mientras nos bebíamos un coco.