Para unas horitas de tranquilidad
Llegar hasta Valencia recorriendo toda esa costa de azahares, ingresar en el barrio marítimo y ver por primera vez la Playa de la Malvarrosa me causó una maravillosa sensación de serenidad y paz, con sus arenas tan finas y su oleaje tan suave y cálido.
Cuando le pregunté a la amiga con la que iba por qué se llamaba Malvarrosa, me contó que el lugar estaba lleno de flores de esas platas. Se encuentra a pocos kilómetros del centro de la ciudad, creo que 6 o 7, y tiene muy buenos medios de transporte; tanto esa playa como la de Levante están comunicadas con el centro por un moderno tranvía, pero también se llega fácilmente usando el carril para la bicicleta.