Hasta la bandera.
La pista de hielo de Bryant Park es, desde luego, un lugar con muchísimo encanto.
Siempre está lleno, mucha gente como en prácticamente todo Nueva York, pero merece la pena esperar a calzarte los patines y dar unas vueltas.
Si no te atreves, no te gusta o no quieres esperar, quédate aún así con este rincón en el tintero, la pista está rodeada de sillas desde donde puedes pasar un buen rato viendo como la gente es un poco torpe cuando se quita los zapatos y patina sobre el hielo y tiene música en altavoces a demás de estar junto a un gran número de puestecillos de Navidad. Cuando llegamos estaba sonando Kenny G de fondo, con las luces, el mercado. A pesar de estar siempre un poco agobiado por la gran cantidad de gente, te envuelve en un encanto especial