El refrescante charco de Tejina
En el norte de Tenerife y en varios puntos localizados en otras islas de nuestro volcánico archipiélago, no es nada extraño encontrar las que suelen ser denominadas " Piscinas naturales" a las que los canarios llamamos "charcos".
La costa, por lo general accidentada, es abundante en acantilados formados por espectaculares coladas volcánicas, recovecos donde el agua se adentra entre las irregulares formas de las piedras y crea un charco natural de transparentes fondos donde el mar se convierte en un espejo y al tiempo en un imán que nos llama para refrescarnos en las limpias aguas del norte tinerfeño.
Tejina tiene un charco así, pero decidió dar un paso más y acomodarlo a las necesidades de todos los que lo frecuentaban. Así, aprovechando que está a dos pasos de las casas que siempre han sido de pescadores y de pequeños restaurantes de pescado, realizaron unas obras de mejora que incluían asfaltado de aparcamientos, mejora total del acceso al charco con varias terrazas de piedra y madera, servicios de aseo y ducha y sobre todo el alisado con cemento del fondo del charco más el añadido de una pequeña cascada de agua de mar que mantiene el contenido del charco siempre fresco y limpio.
Personalmente la idea de cimentar el fondo no es de mi agrado, pero reconozco que así dan acceso a todo tipo de bañistas, ya que incluye una rampa para discapacitados y han conseguido mantener el exterior del charco y sus alrededores casi de manera intacta.
Para quien sea más purista, los alrededores que se adentran al mar permanecen absolutamente vírgenes, tanto que no es difícil ver como pequeños peces entran con la fuerza de las olas dentro de los charcos para volver a salir en la siguiente pleamar.
Sin duda se trata de un sitio con un encanto especial.


