No hay muchas ciudades que tengan un...
No hay muchas ciudades que tengan un color propio. Salamanca es una, pero no por ello bautiza ningún espacio de la paleta del pintor. Sin embargo, Siena cede su nombre al tono de la piedra que compone sus calles, que pinta la Piazza del Campo y la convierte en un lugar único, en un universo en el que ni coches ni gentío atentan contra la perfección de la tranquilidad de la ciudad.
Siena es el centro de mi Italia y la Piazza del Campo, el corazón de Siena. La preside el ayuntamiento, y la sombra que da su torre sobre la calzada marca las horas del día. Según la leyenda, no hay que subir mientras no se sea licenciado, porque de hacerlo, jamás se acabarán los estudios.