Ida y Vuelta
Alojamiento con encanto junto al Retiro
Viajamos a Madrid a menudo, dos o tres veces al año en las que aprovechamos para ir de compras, visitar a amigos, dar largos paseos y conocer museos o ver exposiciones temporales y llenas de interés. Siempre buscamos alojamientos céntricos y desde que tenemos al peque, además que nos faciliten una cama supletoria incluida en el precio de la habitación y que esta sea lo suficientemente amplia para no estar como sardinas en lata.
A veces es difícil encontrar todo esto, a buen precio y en el centro de Madrid. Los hoteles del grupo Petit Palace suelen cumplir las expectativas y si además han abierto hace poco y están cuidados, pues mucho mejor.
La zona del Retiro tiene la ventaja de ser bonita, tranquila y estar a tiro de piedra de muchas cosas interesantes. En una de las calles que salen de este parque y desembocan en la Plaza de la Lealtad, junto a la Bolsa y el Paseo del Prado se encuentra este hotel.
Se sitúa en una de esas maravillosas casas decimonónicas de altísimos techos y portones de madera impresionantes. Las habitaciones, irregulares en las formas pero bien adaptadas a la época actual, son amplias y en nuestro caso daba a la calle con un pequeño balcón de estilo francés.
Los colores que lo decoran son sosegados y acercan el sueño, y la bonita chimenea con la cubierta de forja preside todo el cuarto recordando la historia del lugar. El baño es correcto y cuenta con productos de bienvenida en abundancia. Los suelos de madera le dan calidez y el aislamiento (relativo) del exterior permite un descanso aceptable para estar en el centro de la capital.
Los desayunos, que intentamos incluir siempre en el precio de la habitación, son aceptables, cuentan con todo lo que se puede esperar de un hotel de esta cadena y se ofrecen en la planta sótano. El zaguán de entrada es precioso, con casetones dorados en el techo que recuerdan el antiguo esplendor del edificio decimonónico.
El precio, muy moderado para estar en el centro de la ciudad, y la cercanía de un montón de lugares de interés hacen que sea una buena opción a considerar si vais a la capital de España.
Se sitúa en una de esas maravillosas casas decimonónicas de altísimos techos y portones de madera impresionantes. Las habitaciones, irregulares en las formas pero bien adaptadas a la época actual, son amplias y en nuestro caso daba a la calle con un pequeño balcón de estilo francés.
Los colores que lo decoran son sosegados y acercan el sueño, y la bonita chimenea con la cubierta de forja preside todo el cuarto recordando la historia del lugar. El baño es correcto y cuenta con productos de bienvenida en abundancia. Los suelos de madera le dan calidez y el aislamiento (relativo) del exterior permite un descanso aceptable para estar en el centro de la capital.
Los desayunos, que intentamos incluir siempre en el precio de la habitación, son aceptables, cuentan con todo lo que se puede esperar de un hotel de esta cadena y se ofrecen en la planta sótano. El zaguán de entrada es precioso, con casetones dorados en el techo que recuerdan el antiguo esplendor del edificio decimonónico.
El precio, muy moderado para estar en el centro de la ciudad, y la cercanía de un montón de lugares de interés hacen que sea una buena opción a considerar si vais a la capital de España.
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