Manolo Iturbe, su respostero
Si bien cuenta con otro despacho muy céntrico, en la calle Victor Pradera 6, suelo acudir, por mera vecindad, al obrador situado en el barrio de Cascajos. Aunque ha sido reciente y acertadamente renovado, la repostería y pastelería mantiene la excelencia de siempre. Increíbles los milhojas (por encargo), las variadas trufas, los sorbetes artesanales (el de turrón es un pecado)... Esmeradísima la decoración de las tartas, los envoltorios de los regalos, el trato amable de Eduardo y compañía...
Buenísimas las ensaimadas, caracolas, napolitanas...aunque, personalmente, mis predilectos son los croissants que alegran desde hace años nuestros desayunos dominicales y que, invariablemente, me hacen recordar aquel pasaje de un querido libro: "...pero cogemos un croissant de la bolsa.