Sorprendente forma de pasar el río
Empezaba a llover, y no sabíamos como llegar a este pequeño pueblo emplazado a orillas del Ebro.
De repente vimos la señal a la derecha, bajamos y acabamos en el río, literalmente casi en el agua. Allí no había nadie, un panel con información, y una barcaza al otro lado.
Miramos el plano, acceder por carretera suponía varios kilómetros, así que llamamos a un teléfono que allí figuraba para avisar, la mujer del barquero nos indicó que pitáramos, que su marido vendría, y tras algunos minutos se decidió a venir a por nosotros.
Atravesó el Ebro sujetado por un cable para