Tramontana en estado puro
Lugar único, de incalculable belleza paisajística y natural. Es el segundo humedal catalán en importancia.
Nos atrevimos a realizar todo el recorrido, ya que puedes decidir hacer rutas más cortas, por este paraje casi desconocido de la Costa Brava, llegando hasta el final en una paradisiaca playa de arenas finas y doradas que flotaban en el aire debido al fuerte viento.
Adentrarse en Aiguamolls es evadirte, es encontrar el equilibrio perdido. Poder caminar entre una vegatación cambiante, que no te deja indiferente, es una magnífica experiéncia.
Aficionados a la fotografía, no debeís dejar pasar un lugar así. A lo largo del camino tenemos miradores y observatorios para poder fotografiar tranquilamente a las diferentes especies. Casi al final del camino podemos subir al observatori Sanillosa, construido en un antiguo silo de arroz,que nos ofrece unas imagenes sin parangón del parque y de la bahía de Roses.
Para mi resultó un día inolvidable, agotador, pero que me hizo recargas las pilas. Como anécdota contar que tuvimos de compañero de viaje el viento más increíble que he sentido nunca: La Tramontana. Durante las casi tres horas que estuvimos disfrutando de este lugar, se nos hizo muy difícil mantener el equilibrio en varias ocasiones, tenemos unas fotos divertidísimas y el vídeo es impactante porque se nos ve como vamos caminando mientras luchamos contra la tramontana. Imposible poder quitarme las gafas y la capucha del chubasquero, con ello podía seguir adelante sino te vuelves loco. Este viento te deja "sonado", ahora entiendo al genial Dalí ;).
Esta ruta ha sido una experiéncia inolvidable. De los lugares más bellos y recomendables de Cataluña.