Era mi segundo día en Beijing, desde ...
Era mi segundo día en Beijing, desde las ocho que andaba embutido entre turistas con gorra roja y guía con micrófono y paraguas rojo, falsos guías, una audioguía en mi lóbulo derecho que se encendía cada vez que cruzaba una línia histórica de interés nacional: Templo, palacio, templete, palacete; ya al final del recorrido decidí que no le iba a hacer caso. Una mañana en la Ciudad Prohibida.
Salí por la Puerta Norte cerca de mi hotel, crucé la Gran Avenida y al otro lado me esperaba algo totalmente diferente. Un remanso de paz. Como en todos los parques de la ciudad pagas entrada para acceder a ellos, 20 yuan, unos 20 céntimos de euro.