Parque de la Peste

Pues no se como definir lo que sentí al ver el parque. Sorpesa, puede ser lo que mejor lo defina. Si llegas al sitio y esperas ver un parque con una placa recordando a los muertos por la enfermedad, y en su lugar encuentras un verde, salpicado por todas partes de lápidas, panteones y otros recuerdos funerarios, la cosa cambia.
Claro, que esto te remueve la curiosidad, y te obliga a buscar una explicación. Así que averigué que durante las guerras del Norte de 1710, la Peste se cobrara decenas de víctimas diarias, que fueron enterradas en lo que en ese momento era las afueras de la ciudad, en pleno campo.