Práctica de escalada en la Palestra del Club de Pesca Mitre
Rosario, mi querida ciudad, moderna y pujante, la segunda en importancia de la Argentina, cuenta también con muros para la práctica de la escalada al aire libre. Dos de los más importantes aprovechan la barranca sobre el río Paraná. Uno está ubicado en la Pared del Parque de España, en la intersección de Calle Sarmiento y el río. Otra se encuentra dentro de las instalaciones del club Mitre de Pesca, un club muy popular entre los pescadores. Allí funciona esta palestra y escuela de escalada a pasos del centro de Rosario.
La Palestra del Club Mitre también saca interesante provecho de la barranca del río Paraná y cuenta con más de 500 metros cuadrados de superficie para escalar al aire libre. Es todo un espectáculo. Fue así que un día de otoño había yo terminado de almorzar en uno de los paradores contiguos al club, también frente al río, el “Quillagua” y me dispuse a seguir caminando rumbo al “Paseo de la Diversidad”. Antes, me asomé a contemplar el paisaje, y miré, como de costumbre, hacia abajo. Me dije: “¿Qué es todo ese movimiento?”
Fue así que descubrí mi pasión por el alpinismo urbano. Bajé por el ascensor del club a tener otra perspectiva de la aventura de los jóvenes escaladores. Pude apreciar el muro de casi 15 metros de altura, la superficie preparada, los techos, las fisuras y los elementos donde enganchaban sus sogas. ¿Miedo a las alturas? ¿Vértigo? Nadie parecía sentirlo. El lema era: “Escalar… y escalar”
Comprobé que Rosario tiene más lugares donde dar rienda suelta a la aventura. A pasos de otros rincones divertidos como el Puente de las Telas o la Isla de los Inventos, el Club Mitre no sólo es el refugio de los pescadores, sino de osados escaladores de ciudad, de esos que se atreven a desafiar sus propios límites.
Como formando parte de una tribu, los vi llegar portando sus frazadas y equipos, para desarrollar lo que los apasiona, y que parece ser mucho más que un simple pasatiempo. Los imagino tratando de desafiar otras alturas, en Córdoba, Mendoza o Ushuaia, ¿qué más da?
Los vi tomar sus precauciones, alentarse con gritos, reir y asomarse al vacío sin miedo aparente. Pude adivinar una mezcla precisa de destreza y diversión en cada uno de sus gestos. Tantean la pared, la estudian, comparten con la cofradía los descubrimientos. Ignoran al público, los que estamos al nivel del suelo, y los que se quedaron para observar en lo alto de la barranca. Ninguno de nosotros se anima a aplaudir las habilidades, no sea que interrumpamos la inspiración… o la magia.
La escuela de escalada de la Palestra cuenta con recorridos especiales para quienes quieren iniciarse en este deporte. Tal vez algún visitante pueda intentarlo. Las chapas en lo alto tienen señales pintadas con pintura roja. Para mí fue imposible distinguir entre los jóvenes cuál era el principiante y cual el escalador avezado.
La Palestra del Club Mitre, una ruta de la escalada deportiva, es otro de los placeres de los fines de semana en Rosario. Los escaladores no tienen un horario fijo. Dependen de la luz, de las ganas, o de otros factores misteriosos, y se dan cita. Vecinos de Rosario, y visitantes ocasionales deberían tener en agenda el lugar. Es fácil llegar, está cerca de muchos de los sitios turísticos más tradicionales y concurridos. Solo basta con hacer el intento. Descuenten que los escaladores urbanos se convocan a menudo por las redes sociales.
Para estos apasionados, el desafío de la barranca parece ser algo que viene, llama y no se rechaza fácilmente.
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