Una curiosa historia
Como la Catedral, la Piazza toma el nombre de San Lorenzo. Seguramente que ha tenido infinidad de ellos desde que se convirtió, por ejemplo en sede de una casa de sanación en época etrusca de la que se ven aún los restos de sus muros.
El lado norte de la plaza está dominada por la Loggia del Palazzo dei Papi, levantada en 1266 cuando la ciudad se convirtió inesperadamente en sede papal.
No hay duda de que se trata de un edificio bellísimo, que parece esculpido por un orfebre más que por un maestro cantero, tal es la cantidad de detalles y la minuciosidad de la obra trabajada.
Si subimos la escalinata y entramos a la loggia, nos recibirá una fuente de delicadísimo mármol, elegante y suntuosa, como olvidada pero de obligada admiración. Pasada esta maravilla encontramos un balcón sobre Viterbo que permite unos momentos de panorámico deleite ante los bellos edificios que rodean la roca y el renacentismo que conformó la ciudad.