Palacio de Christiansborg
Lo que me sorprendió de los palacios daneses es que no son imponentes a los ancho, tipo Versalles o El Escorial, sino que prefieren no ostentar por el tamaño del edificio, sino por la simpleza y elegancia de sus líneas.
El Palacio del rey Christian IV, forma parte única e indisoluble con el edificio de la Bolsa y el canal de Holmen, que perpetúa su reflejo.
Debemos rodearlo completamente para comprobar que el edificio en sí es pequeño, pero los terrenos donde se asientan no lo son.
La parte trasera, o delantera según se mire tiene unas logias que rodean al visitante al estilo del Vaticano.