ANADEL
Toda una experiencia.
El sitio es minúsculo, con pocas mesas y muy ruidoso, y es que todos parecen conocerse y ser del barrio.
Estamos en Campo di Fiori, en una calle que sale en un extremo, donde se coloca el puesto de flores, una zona de Roma que me encanta y a la que siempre vuelvo, y a la que ahora está de moda venir para cenar o tomar una copa.
La Hostería de Fortunata que está a pocos pasos tenía cola en la puerta, si no hubiera sido así hubiéramos repetido, aunque eso de tener a la señora en el ventanal haciendo la pasta por la noche no me gustó, Fortunata estaba en la cocina la última vez, elaborando las pequeñas porciones de masa.
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