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Orte, Italia Dirección

6 opiniones sobre Orte

Precioso y muy italiano!

Excelente
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Cuando comenté a Letizia que quería p...

Cuando comenté a Letizia que quería publicar un rinconcito sobre su pueblo su reacción fue la siguiente:

— Ci sono tanti piccoli paesi italiani molto meglio del mio. Hai impazziato? Non perdere il tempo!— me dijo.

Lo que mi buena amiga no sabe es que yo no publico exactamente por la gran belleza de un sitio —algo que, por otro lado, su pueblo posee—. Lo que me lleva a publicar un rincón en minube.Com son los recuerdos que un lugar —y las personas que allí me encontré— me despiertan. ¿No os pasa a vosotros lo mismo? Pues bien, este sentido, Orte Scalo se encuentra en mi top ten particular.


El pueblo de Letizia es una pequeña ciudad medieval de Viterbo conocida por los propios italianos por ser un importante centro de distribución por carretera y línea ferroviaria. Para cualquier viajero de minube.Com, lo más importante con lo que Orte Scalo cuenta es su maravilloso centro histórico, en el cual, tal como ella me comentó, viven poco más de un millar de habitantes.

En Orte Scalo, algunas tradiciones del pasado aún siguen vivas a pesar de los años. En ellas, la religión y el folclore son dos elementos estrechamente relacionados entre sí. De hecho, los principales eventos populares de esta pequeña ciudad tienen su origen en antiquísimos festivales religiosos.

Sin duda, algo que yo he vivido en primera persona, la festividad más importante para los habitantes de Orte Scalo —y para los de los pueblos vecinos— es la feria medieval que cada mes de septiembre se celebra por sus calles. Ésta, como ya insinué, es una festividad con una milenaria tradición.

Como datos anecdóticos, puedo señalar que fue solemnizada por el Papa Bonifacio IX en 1396 y que su celebración es un gran compromiso público que incluso se encuentra especificado en los estamentos municipales.

La Octava Medieval —L'Ottava Medievale, para poner en práctica mi italiano, aunque en este caso no tenga excesivo mérito— divide el pequeño pueblo en siete pequeños distritos, cada uno con su insignia y su bandera. Como podréis comprobar si acudís a tan precioso evento, cada distrito se encarga de delimitar —y bien que lo hacen— su área de influencia para celebrar los días de fiesta. La ciudad, de estrechas y empinadas calles, está preciosa con banderas e insignias en los balcones.

Basta decir, algo que olvidé comentar, que la fiesta recibe tal nombre porque su duración es de ocho días. Así, cada distrito se encarga de organizar su propia fiesta durante uno de los primeros siete días. Tal como Letizia me chiva, los distritos son los siguientes: Contrada di San Gregorio, Porcini, San Angelo, Olivola, San Biagio, San Sebastiano y San Giovenale.

Las primeras siete noches son especialmente vibrantes, pues no falta el entretenimiento ya sea realizando juegos tradicionales, teatro popular o pasacalles medievales; y no hay lugareño que renuncie a su atuendo de época, algo que para una persona que venga de fuera no deja de chocar por la atmósfera plenamente medieval del momento y del lugar.

El octavo y último día se dedica a lo que se conoce como el Palio de los Arqueros —Palio degli Arcieri—. Durante todo el día y toda la noche, los habitantes de Orte Scalo, cada uno defendiendo los colores de su propio distrito, compiten entre sí lanzando flechas con arcos de madera de tipo medieval, debiendo acertar en un minúsculo anillo de plata de diez centímetros de circunferencia. Por supuesto, gana el distrito que más veces haya conseguido acertar en el anillo.

Por si éstas no fueran suficientes razones para visitar Orte Scalo, señalar que los diferentes distritos que componen la ciudad abren sus tabernas al público. De gran interés histórico y cultural, voluntarias amas de casa retoman viejos hábitos para ofrecer al visitante su saber hacer.

Aquí también puedo ofrecer mi opinión personal: Pocas veces he comido más y mejor que durante aquellas fiestas. ¡Madre mía! Tanto Marta —mi pareja— como yo fuimos invitados por Letizia y sus amigos a cenar y celebrar tal festividad. ¡No podíamos dejar de comer por lo bueno que estaba todo! A pesar de que los platos no dejaban de pasar y nosotros estábamos a punto de explotar, debo decir que Marta y un servidor cumplimos, acabando con todo aquello que caía en nuestras manos —vino local incluido—.

Todos estos elementos, así como el antagonismo gastronómico entre barrios y la gran hospitalidad de sus habitantes, hacen que la visita a Orte Scalo, especialmente en esos días, se convierta en obligatoria si peregrináis por la zona.

Para escribir este rincón, debo agradecer la colaboración de Letizia Bertozzi, quien me invitó a vivir tales experiencias hace ya algún tiempo y me dio todas las indicaciones oportunas sobre su pueblo y sobre La Octava para escribir estas líneas. Si viajar y descubrir lugares es un placer, no cabe duda que tener buenos amigos lo es aún más.

Chicos, no lo dudéis: ¡vivid y compartid!
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