Rodamons
El rio perdido
El Okavango es un río misterioso, un misterio de la naturaleza. Tras formar un inmenso delta con un perímetro de 22000 km2. con intrincados brazos y meandros entre tupidos bosques de juncos, cañaverales y plantas de papiro no llega a desembocar a ninguna parte, desaparece en el desierto.
El río Okavango nace en Angola y tras un largo recorrido de casi 1000 kilómetros atravesando Namibia llega al desierto del Kalahari en Botswana.
Se le conoce como el río perdido o el río que no supo encontrar su destino, no es ningún afluente, no alimenta a ningún lago, ni desemboca en el mar, el río simplemente desemboca en una extensa llanura formando un abanico fluvial y desaparece absorbido por el desierto.
Se desconoce dónde va a parar. Aunque buena parte del agua sea absorbida por la evaporación es imposible que desaparezca tanto caudal de agua.
Al serpentear entre fallas geológicas el cauce del río en el Delta queda a un nivel inferior al nivel del mar y posiblemente se pierda a través de acuíferos subterráneos.
El río apenas tiene pendiente, sus crecidas tardan 9 meses en llegar de Angola a Botswana
Es un verdadero paraíso para la vida de miles de animales, en la época de las crecidas del río se realizan una migraciones increíbles.
Se trata de una de las últimas zonas vírgenes. Leones, elefantes, antílopes, hipopótamos, jirafas, grandes cocodrilos.
En el Delta existen los leones nadadores obligados por la necesidad de trasladarse a través de las numerosas pequeñas islas en busca de comida. Es el hábitat natural del antílope Lechwe, águila pescadora, cigüeña, martin pescador y miríadas de aves acuáticas.
Una de las magnificas experiencias vividas en el Delta fue el paseo en mokoro. Mokoro es una lancha de escasísimo calado construida a mano y movida con pértiga, con capacidad solo para dos personas a escasos centímetros del agua. El paseo transcurre a través de los canales de menor caudal y de los manglares formados por juncos y papiros, aguas cristalinas, nenúfares de todos los colores, el canto de los pájaros, un paraíso.
La sensación más espectacular fue contemplar la puesta de sol en medio de una de las lagunas, los reflejos del sol en el agua con sus innumerables matices un estallido de colores y cuando el sol va bajando hasta situarse en la línea del horizonte el cielo se torna rojizo, es increíblemente bello, para recordar.
Un vuelo escénico sobrevolando el Delta de oeste a este y contemplando desde el aire su inmensidad fue el colofón final de una inolvidable experiencia.
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