El futuro ya ha llegado
Ibamos de camino a Odaiba cuando hicimos un transbordo de metro.
A partir de aquí supe que Odaiba iba a ser diferente ya que nos llevaba hacia allí un metro sin conductor de los que te sorprenden y a veces tienes hasta miedo pero la experiencia fue impresionante.
Una vez pisas Odaiba ves edificios futuristas, una playa en la que tocar el Pacífico, una estatua de la libertad, que aunque es en miniatura está muy bien lograda y te piensas que estás en Nueva York, pero sobre todo el skyline de Tokyo, que te embelesa según va pasando la tarde y te enamora al llegar la noche.
Como teníamos mucho tiempo fuimos a una noria cercana junto al centro comercial y las vistas fueron espectaculares.