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Caracolea el camino entre las humildes...
Caracolea el camino entre las humildes aldeas de piedra de la Ribeira Sacra, baja en curvas cerradas, sin importarle la abrupta pendiente sobre el río Miño. El paisaje es inmenso, sobrecogedor; el marrón se multiplica en inverosímiles gamas, aunque florece ya algún cerezo, amarillean en los prados florcillas silvestres, verdea un sauce perdido.
De pronto el Miño se abre en un gran meandro. Emplazado en un mirador fabuloso, el entrañable pueblo de Nogueira do Miño parece querer llenarse de cielo, de aire y de sol. Rodeado de bancales, se sostiene piedra sobre piedra alrededor de su iglesia de
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