Un puerto realmente precioso y para quedarse largo rato admirándolo todo.
Como todos y cada uno de los días que estuvimos por Menorca visitando sea cual fuere el lugar llovía, salía entre nubes y nutridos chaparrones el sol, hacía muchísimo frío y casi nunca puedo decir que hubiésemos tenido calor. Por suerte habíamos alquilado un coche que nos esperaba en el aeropuerto y emprendimos el paseo a pesar del tiempo meteorológicamente hablando. Tal como es nuestra costumbre hacerlo nos documentamos días anteriores sobre lo que nos interesaba conocer y así fue como llegamos a este bellísimo puerto mezcla de pesquero, deportivo y comercial que estuvo bajo el dominio francés hasta el año 1763 y actualmente se encuentra a cargo del mismo la Junta del Puerto. Vimos grandes veleros, otros más pequeños, lanchas de todo tamaño y veleros deportivos, todo allí llamaba la atención y muy especialmente el contraste entre el cielo a veces claro, otras muy oscuro y de tanto en tanto asomaba tímidamente el sol haciendo resaltar los palos de los veleros, brillar la impecable pintura de las lanchas y el lustre de sus maderas. Nos recibió como para indicarnos su nombre un cartel de mayólicas blancas con letras verdes que indicaba en español Muelle de Punta del Reloj. Junta del Puerto y en catalán Moll de Punta des Rellotge. Junta del Port y en las paredes de un edificio haciendo esquina Carrer Sant Jaume y Miranda de Cales Fonts en letras azules. A lo lejos pueden verse casas en las laderas, algunos edificios, un pequeño Faro de color verde y en el agua una gran boya roja señalizando el canal seguro. Se puede ir andando por una calzada que tiene cada tanto unos fuertes bancos de madera como para tomarse un descaso o simplemente sentarse a mirar.