Un alojamiento curioso
La primera impresión fue un tanto extraña con tanta privacidad, tanto logan con la discreción...
Un lugar muy curioso. Nos sorprendió que no hubiese recepción, llamas al portero automático, te dicen "habitación tal", te abren la valla, tú vas con tu coche a la habitación que te corresponde, que tiene un garaje cerrado, te abren la puerta del garaje, metes tu coche y cierras la puerta. A partir de este momento, ya no existes.
El garaje accede directamente a tu habitación. Una habitación enorme, eso sí llenísima de espejos por todas partes.
No ves a ningún empleado, pero el servicio es magnífico. En la habitación tienes un pequeño torno, donde dejas tu tarjeta, ellos te pasan la factura. Si quieres comer algo, lo pides por teléfono y te lo pasan a través de ese torno, sin llegar a ver nunca a nadie.
Lo puedo recomendar a familias con niños (aunque cuidado al encender la TV, ya que el primer canal que aparece es X).
- Superbarato. Alrededor de 50€/noche con garaje incluido. Con lo que si vas con el coche a rebosar de cosas, es un alivio tener el coche al resguardo sin miedo a que te roben.
A parte, de que con 3 niños, en los hoteles suelen obligar a coger 2 habitaciones con lo que el precio se desorbita. ¡y 50€ con garaje cerrado es todo un chollo!
- La habitación es tan grande, que nos entraban incluso 2 colchonetas hinchables de matrimonio en el suelo.
- La cama es enorme.
- Muy limpio
Fue una curiosa y graciosa experiencia, que volvimos a repetir en nuestro viaje de vuelta a casa. Esta vez en el motel Cancún de Asturias.