Un monumento casi escondido
Debajo de los puentes sobre los que circula el tren dentro de la ciudad de Jerez se ha instalado un monumento que de puro sencillo parece ubicado fuera de lugar. Enfrente está el Parque de Bomberos y a ellos se dedicó este monumento.
Lo realizaron los alumnos de la Escuela de Arte de Jerez en el año 2009 y se inauguró el 17 de abril a las 19.30 de la tarde. Ese jornada se convirtió en un día de homenaje al cuerpo de bomberos, especialmente a sus jubilados y a su honorífico Pedro Benítez.
Muchos colectivos de la ciudad intervinieron en el homenaje. Entre ellos destacó la participación de la Federación de Asociaciones de Vecinos Solidaridad, la Asociación de Vecinos de La Constancia, los sindicatos CC.OO. Y UGT, el Club Filatélico, los Hermanos de San Juan de Dios, la Hermandad de la Paz y las Bodegas González Byass.
Los actos comenzaron cuando la alcaldesa inauguró este monumento ante medio millar de personas. Posteriormente en los Museos de la Atalaya se organizó un acto con entrega de placas y otros recuerdos a los homenajeados. Tras este reconocimiento público intervinieron diversos artistas, entre ellos David Demaría y la Reina Gitana.
Sin embargo, cuando uno mira el monumento le parece algo vacío. La elección del arte abstracto genera falta de expresividad y el lugar elegido, debajo de un puente, esconde un monumento que representa el homenaje de un pueblo y que, evidentemente, merece una ubicación mucho más adecuada. A pocos metros, en medio de la rotonda, un gigantesco catavino atrae todas las miradas, un catavino que no ha salvado ninguna vida que yo sepa pero que, no obstante, sí que ocupa un lugar de preferencia.


