El poeta que no olvidó sus raices
Nacido en el norte de Islandia a mediados del siglo XIX, Stephansson se mudó con su familia a Canadá, en busca de nuevas fronteras y oportunidades, allí creciendo entre una comunidad de noruegos, finlandeses, suecos e islandeses desarrolló una especial sensibilidad por la poesía, donde volcó sus inquietudes artísticas y sobre todo donde más se perciben sus ideales ateos y agnósticos.
Paciente sufridor de un insomnio que no le dejaba descansar, de día trabajaba su granja y dedicaba las horas nocturnas a su pasión escritora. Muy integrado en la sociedad con la que convivía, pronto plasmó en sus escritos sus ideales antibelicistas y de progreso social, lo que le hizo realmente popular entre sus contemporáneos, de manera que después de su muerte, a principios del siglo XX, varios monumentos en Canadá y en Islandia, a la que sólo volvió a dar unas charlas sobre poesía, se encargaron de recordar su paso por el mundo.