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Una de las formas de introducirse en la...
Una de las formas de introducirse en la comarca de Montes de Toledo es desde la encantadora Oropesa, capital de La Campana de Oropesa, otra comarca toledana de profunda belleza. Desde la villa el paisaje rueda suavemente hasta las orillas del Tajo.
El río, antes de apretarse en el embalse extremeño de Valdecañas, fluye libre dibujando rincones mágicos. Como si tuviera mil caras, se muestra bucólico en pueblecitos como Torrico y Valdeverdeja, majestuoso bajo el puente medieval de El Puente del Arzobispo, misterioso en la encantada y antiquísima Ciudad de Vascos, un enclave entre solitarios peñascos de origen musulmán. El camino luego lo pierde de vista y cruza innumerables arroyos que lo buscan para llevarle agua.
La tierra, en el valle donde está enclavado Belvís de la Jara, se torna de un rojo intenso y más llana. Desde Belvís se puede seguir el curso del Tajo hacia Talavera de la Reina, pasando por el bello embalse de Azután, un pantano repleto de aves acuáticas y rodeado de encinares. Sin embargo, la silueta montañosa que se recorta hacia el suroeste llama a la aventura. Nos dirigimos hacia los agrestes Montes de Toledo.
Tan sugestivos como el paisaje, que incluye al espectacular Parque Nacional de Cabañeros, y que varía entre inaccesibles espesuras, rañas, pedrizas, y riscos, los pueblos de los Montes de Toledo son refugio de arraigadas tradiciones. En los recónditos caseríos de Robledo del Buey, Los Navalucillos, Hontanar, Avellanar, o Los Alares, se siente un ritmo de otro tiempo, hecho de voces lentas de pastores e historias de cazadores.
No hay monteño que no tenga un corazón cazador. Dueña de una fauna riquísima y variada, los Montes de Toledo está considerada como una de las mayores reservas cinegéticas de Europa. Las posibilidades de salir con escopeta en busca de una buena presa son enormes y están repartidas en fincas privadas donde abundan los ciervos, jabalíes, corzos, gamos, y perdices. Pero si lo que más te apetece de la caza es cómo llega servida a la mesa, diríjete a Las Ventas con Peña Aguilera. El pueblo, que ha crecido en torno al turismo cinegético, guarda el mejor restaurante de caza de la zona: Casa Parrilla. Allí te deleitarás con la mejor carne de los Montes de Toledo acompañada con los deliciosos aceites y vinos de Castilla - La Mancha.
Tan sugestivos como el paisaje, que incluye al espectacular Parque Nacional de Cabañeros, y que varía entre inaccesibles espesuras, rañas, pedrizas, y riscos, los pueblos de los Montes de Toledo son refugio de arraigadas tradiciones. En los recónditos caseríos de Robledo del Buey, Los Navalucillos, Hontanar, Avellanar, o Los Alares, se siente un ritmo de otro tiempo, hecho de voces lentas de pastores e historias de cazadores.
No hay monteño que no tenga un corazón cazador. Dueña de una fauna riquísima y variada, los Montes de Toledo está considerada como una de las mayores reservas cinegéticas de Europa. Las posibilidades de salir con escopeta en busca de una buena presa son enormes y están repartidas en fincas privadas donde abundan los ciervos, jabalíes, corzos, gamos, y perdices. Pero si lo que más te apetece de la caza es cómo llega servida a la mesa, diríjete a Las Ventas con Peña Aguilera. El pueblo, que ha crecido en torno al turismo cinegético, guarda el mejor restaurante de caza de la zona: Casa Parrilla. Allí te deleitarás con la mejor carne de los Montes de Toledo acompañada con los deliciosos aceites y vinos de Castilla - La Mancha.
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